sábado, julio 23, 2016

Diez destellos a 232 grados Celsius (por orden estrictamente cronológico):

1) La triple recepción a cargo de una fabada, la reportera dicharachera Laura Fernández y, como si hubiera estado preparado (y no lo descarto, vista su profesionalidad), los organizadores.

2) Joe Abercrombie, esa bestia escénica a una sucesión de trilogías pegada.

3) La prodigiosa capacidad para la traducción, interpretación y presentación de Diego García Cruz. El bromance que mantiene con Abercrombie ayudó, pero a lo largo de mis dos días en Evil-és le vi hacer cosas que no creeríais, incluida la presentación más certeramente compacta de El murmullo de la que se tenga conocimiento. A sus pies.

4) El cachopo número 1, sugerencia de la siempre acertada Vir de la Fuente, junto a mi señor editor, don Jorge Salvador Galindo (que lo mismo sirve para un roto que para una Thermomix) y maese Sergi Escolano, informático del Vaticano en misión secreta.

5) Stranger Things. Hablé tanto de ella (¿verdad, Xandru Fernández?) que es como si la hubiera vuelto a ver enterita.

6) ¿Conocí a tres personas muy parecidas a Sofia Rhei o Sofia Rhei es la mujer de las mil caras? La reina del Cosplay, oigan.

7) La comunión con el público más o menos juvenil fue un maravilloso descubrimiento. Chicos y (sobre todo) chicas, universitarios llegados de todas partes de España, colegiales llegados de ves a saber dónde, curiosos y preparados y entusiastas, algunos disfrazados y otros no, dispuestos a gastarse sus ahorros en libros de autores a los que conocían con anterioridad, pero no siempre, no necesariamente. Si este fuera el futuro de las letras en general, notable futuro sería, proclamo.

8) Quiero ser el sombrero de Cristina Macía. Quiero ser el "beauty sleep" de Ricard Ruiz. Quiero ser las chapitas en la solapa de la chaqueta de Piotr Iwanicki.

9) La firma de libros, de nuevo junto a Sergi Escolano, bajo la llovizna, en la linde del Bosque Mitago, rodeados ambos por "warhammers" y "stormtroopers" y alumnos de Hogwarts. Gracias a todos aquellos que solicitaron nuestro autógrafo.

10) El cachopo número 2, este casi una excusa para poder ver al gran Miguel Barrero, amigo que me hace sentir como un reloj estropeado: lo veo solo dos veces al año pero esas dos veces acierto.

Y una PD, que el decálogo se me queda corto: no es sólo el agradecimiento, no es sólo el síndrome de Estocolmo... pensaré muy seriamente tu sugerencia, Jorge Iván Argiz. Y eso, que sí, que gracias, Evil-és. God bless you all!
 
 

lunes, julio 18, 2016

"Everybody Wants Some!!" de Richard Linklater


¿Proyecto alimenticio o fijación personal? Sea como fuere, Linklater nos cuenta una historia mil veces vista y sólo ciertos apuntes en el diseño de los personajes, una mínima resonancia emocional, hacen que no los deseemos víctimas de un cardumen de pirañas modificadas genéticamente cuando van a bañarse al lago. Entre guiños ombliguistas y gags ya gastados allá por Porky's II, un pequeño hallazgo de guión: limitar la acción a las 72 horas previas al primer día de universidad (tal y como Dazed and Confused acontecía durante el último día de instituto). Todos sabemos lo que sucede cuando se acaba el verano y ese regusto amargo, acentuado por la sonrisa del plano final, es lo único que emparenta este título con los mejores trabajos del amigo. Por lo demás, el ejercicio de nostalgia (y estulticia) tiene sus instantes simpáticos, asentados principalmente en el diseño de producción (la discoteca, la fiesta de los estudiantes de teatro), pero el resumen invita a declarar estas dos horas tan perdidas como nuestra (sniff) juventud.


Así muere el periodismo

Si la noticia que circula acerca de unas supuestas torturas y violaciones en la sala Bataclan fuera cierta (lo siento: enlazarla sería caer en la trampa), cabría preguntarse hasta qué punto lo poco que suma en términos informativos justifica que se reabran las heridas y, sobre todo, que se les haga el juego a los criminales en su propagandística y tantas veces pornográfica propagación del terror.

Pero la noticia que circula acerca de unas supuestas torturas y violaciones en la sala Bataclan tiene toda la pinta de ser falsa. Ante todo, ningún superviviente mencionó tales hechos. Y, algo más allá, el escaso número de verdugos, el amplio número de víctimas y la falta de tiempo (junto a la distracción de las llamadas a la policía y la posibilidad de que esta entrase en cualquier momento) invitan a descartarla por mero sentido común.

Uno de los medios españoles que se ha hecho eco de ella es El Español, cuyo director, Pedro J. Ramírez, ya demostró desde El Mundo y a vueltas con el 11-M que no iba a permitir que la verdad le estropeara una buena teoría de la conspiración, que la tinta de rotativa a menudo tiene menos que ver con la realidad que con la necesidad política.

Hay que llegar hasta el final de la citada nota de El Español, por cierto, para leer las siguientes declaraciones de dos altos mandos policiales, declaraciones que desmienten el titular, la entradilla y buena parte de los párrafos que les anteceden:

"Michel Cadot: No tengo conocimiento alguno de estos hechos, ni por el Instituto Médico Legal, ni por los funcionarios en cuestión. Será, evidentemente, la investigación judicial quien aprecie la veracidad. En cambio, comprendí que no había sido encontrado en el lugar del ataque ningún cuchillo, ni ningún otro arma afilada. Será fácil comprobarlo en el cuadro de la investigación. En lo que a mí me concierne, una vez más, no he recibido ningún mensaje de este tipo proveniente del Instituto Médico Legal o de la dirección de tutela de la BAC.
Christian Sainte: Yo no puedo aportar mucho en ese punto, visto el estado de la investigación, pero nada, en el estado actual de mis conocimientos, me permite pensar que lo que acaba usted de leer es justo. Preciso, para que las cosas estén claras, que algunos de los cuerpos del Bataclan estaban extremadamente mutilados por las explosiones y por las armas, hasta tal punto que fue a veces difícil reconstruir las partes desmembradas. Dicho de otro modo, las heridas que este padre describe podrían también haber sido causadas por las armas automáticas, o por las explosiones y las proyecciones de clavos y tornillos que salieron de ellas".

Si la composición de todo plano fílmico conlleva una elección moral, todas y cada una de las elecciones referentes a esta noticia parecen brotar de la inmoralidad y del desprecio más absoluto por este oficio. Así muere, así sigue muriendo el periodismo.