martes, mayo 25, 2010

"Robin Hood" de Ridley Scott


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Para ulular lastimeramente:
Que se desaproveche la ocasión de presentar a un Robin Hood menos esquemático, con alguna dimensión más que la del arquero altruista y justiciero de siempre. Que, de hecho, se intente ahondar en esa faceta buenista haciendo de él además un filósofo de las libertades civiles. Que, en cambio, se potencie tanto el feminismo de Lady Marian, escasamente creíble pese a los esfuerzos de Cate Blanchett. Que las muchas escenas que cubren el suelo de la sala de montaje hayan dejado la película tan agujereada (la elipsis como sinsentido; ¿cuándo se convierte Logsley de nuevo en Longstride?, etc.). Su "limpieza", tan poco afín a la brutalidad de la época pero tan necesaria para evitar calificaciones que alejen a los adolescentes norteamericanos del cine. Que no tenga sentido del humor. Y que su mejor plano estuviera ya presente en la versión de Kevin Costner.


Para aullar efusivamente:
Un tono funcionarial que la lleva a cumplir, sin grandes alegrías pero sin meter la pata, en todos los apartados. Las dos secuencias de batalla; la francesa por su intensidad y la de la costa británica por su remedo en clave medieval de Saving Private Ryan (tal y como el ataque a Nottingham tiene bastante de Schindler's List y la banda infantil, de The Lord of the Flies). Que apenas importe que Russell Crowe se pase la película haciendo de Russell Crowe. Y lo claro que tienen su papel Danny Huston, Mark Strong, William Hurt y Max Von Sydow.

El juicio crepuscular:
El tándem Ridley Scott - Russell Crowe (como coproductor) tiene un único objetivo y su lanzamiento da certero en el corazón de la diana: son dos horas de entretenimiento sin complicaciones. Nosotros, los espectadores, correspondemos obedientes y hacemos de éste el film número uno del momento. Hay actitudes peores y la evasión nunca fue mala cosa. Pero...

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