sábado, mayo 31, 2008

"Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull" de Steven Spielberg


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Para ulular lastimeramente:
Que, tras tantos meses hablando de esta cuarta entrega, las expectativas impidan a muchos disfrutar de lo que el film en realidad es: un carísimo carnaval que se podría ver con el electroencefalograma desenchufado de no ser por la orgía de homenajes (autorreferenciales o no) que contiene.

Para ladrar efusivamente:
Durante dos horas te da menos respiro que Sylvester Stallone al botox. Es divertida, entretenidísima e idiota. Tiene más guiños que una merienda con Quim Monzó. Harrison Ford está delicioso. Y, cuando Spielberg se pone clásico (véase el plano que encabeza estas líneas), es Dios.

El consejo crepuscular:
Corra a cuatro patas hasta el cine más cercano, ármese con un cubo XXL de palomitas y dos litros de Coca-Cola, desconecte el móvil, siéntese en la butaca, abra mucho los ojos y disfrute como el niño que fue, aquel que hizo una hora de cola en el cine Bosque para ver El Templo Maldito y que luego se tiró años persiguiendo a sus amigos con la mano en forma de garra y gritando aquello de "¡¡¡Shankara Kali-ma!!!".


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